La costumbre de crear gabinetes de prensa o de comunicación en las distintas entidades públicas y también en muchas privadas, está suponiendo, contrariamente a lo que pueda parecer, una muerte lenta y agonizante del periodismo. Se trata de un nuevo palo al que ya venían dando el intrusismo de personas aficionadas y poco relacionadas con el mundo de la información profesional que por menos dinero, a veces hasta una simple "contenta" estaban realizando el trabajo de los periodistas.
Ahora llegan los gabinetes de prensa que sirven perfectamente para llenar las páginas de información local en los periódicos, para cumplir con los intereses comerciales, y al haber información de una u otra localidad los lectores de estos lugares siguen comprando ese periódico y los anuncios siguen llegando a sus ojos, aunque en realidad a estos lectores no les llega una información objetiva y contrastada, si es que alguna vez les llegó, sino que lo que reciben es la versión oficial de un ayuntamiento, un hospital o cualquier otro servicio público. Nadie va a contrastar esa nota de prensa, simplemente se publica, cuanto más extensa mejor, y de ese modo el periódico logra realizar a la perfección una labor de geometría, la de llenar de letras el espacio asigando a una determinada localidad, pero se deja olvidada en el desván la principal función del diario, la que se supone debe ser única y determinante, la de informar. Porque, evidentemente, un gabinete de prensa no informa de manera objetiva, sino que más bien traslada a los lectores un trabajo realizado por la institución a la que pertenece y, lógica de parbulitos, siempre con una visión que sin tener que ser necesariamente falsa si va a serlo sesgada y partidista.
Falta por tanto la función del periodista, de esos que cada vez quedan pocos aunque cada año salgan más de las facultades de comunicación españolas. No hay un profesional que se dedique a destripar esa información ofrecida por el gabinete de prensa de turno, no hay un informador independiente que contraste la veracidad o exactitud de esa noticia y desde luego no hay quien ponga en tela de juicio los datos ofrecidos en la nota de prensa, porque esta viene de una fuente interesada en dar a conocer unos hechos de una manera concreta sin desvelar muchas veces la otra cara de esa noticia en cuestión.
Y esto se va a convertir en lo habitual, porque la nueva moda amparada en la famosa crisis es la de despedir a los corresponsales para seguir nutriendo las páginas locales solo de notas de prensa, exclusivamente de informaciones sesgadas, sin contraste crítico y sobretodo sin investigación.
¡Qué Dios nos ayude!