LIBERTAD DE PRENSA EN GUINEA ECUATORIAL

El pasado mes de julio nuestro ministro de Asuntos exteriores acompañado por todo un séquito de empresarios viajaba hasta Guinea Ecuatorial, donde eran recibidos por el dictador Teodoro Obiang donde Moratinos ofertaba una nuevas bases para unas renovadas relaciones bilaterales, unas bases en las que se incluía la intención de democratizar la ex colonia española, acompañados por cierto de Manuel Fraga, aquel que en 1968 firmara el acta de independencia del pequeño país africano dejándolo en manos del también dictador Francisco Macías.

Lo verdaderamente vergonzoso de las continuas ayudas que España da y vuelve a dar a este país no es que se pretenda ayudar a unos ciudadanos que en su día fueron españoles, sino como nuestros sucesivos gobiernos cierran los ojos a lo que verdaderamente pasa, y es que ese dinero suele quedar en los bolsillos de Obiang y sus secuaces. Un país que debería ser uno de los más ricos en renta per cápita y que sin embargo solo muestra miseria y hambre porque el clan Obiang se embolsa todas las riquezas del país mientras que un ciudadano de a pie tiene que pagar sus medicinas y la atención sanitaria cuando acude a los hospitales públicos.

Moratinos aseguró en malabo durante aquella visita de tres días que percibía en Obiang y en su Gobierno “señales de voluntad de establecer una nueva relación con España y un profundo deseo de que se superará cualquier desencuentro para construir juntos una nueva relación”. ¿Cómo podría ser de otro modo? Si el dictador vive a cuerpo de rey gracias a los que España le regala a ojos cerrados.

Pero Moratinos no se acordó entonces de recordar al dictador que apenas un año antes que el Gobierno de Guinea Ecuatorial había negado los visados a periodistas españoles que pretendían dar cuenta de las elecciones en el país, periodistas de “El País”, “El Periódico de Cataluña”, de la agencia EFE o de RTVE no pudieron cubrir de manera correcta las legislativas y municipales de aquel país porque al Gobierno local no le interesaba esa cobertura, un claro signo de lo falso de aquellos procesos electorales que pueden ser llamados de cualquier modo menos democráticos.

Este mismo año, en enero, también dio buenas muestras el gobierno de Obiang, que por cierto recordemos que se jactaba de ser un dictador hace poco, despedía a unos trabajadores de la radio televisión pública de Guinea Ecuatorial por no “bailar el agua” al régimen. La viceministro de información, Purita Opo Barila, anunciaba el 19 de enero el despido de cuatro periodistas acusados de "insubordinación" y "falta de celo", ahí es nada… Al parecer los trabajadores solo cometieron un “delito”, no elogiar continuamente los méritos del dictador, a la vez director general de la RTVGE. Ahí están los pasos hacia la democracia que quiere dar Obiang, con un régimen que acalla todas las voces contrarias a su gobierno, sin apenas prensa privada, donde los medios oficiales se limitan a difundir la propaganda de Obiang y en el que no existen asociaciones ni sindicatos de profesionales de la comunicación.

La última muestra (conocida) del talante de aperturismo del dictador Obiang ha sido la encarcelación del corresponsal en Malabo de AFP Rodrigo Angue Nguema, que tras ser detenido por acusar de corrupción al director general de la compañía aérea nacional, que al parecer se había apropiado de 5,3 millones de euros. El caso se desmintió y Rodrigo Angue Nguema se retractó de sus acusaciones, todas ellas tras varios meses de trabajo y contratación de fuentes, y pidió disculpas. Aun así el régimen lo acusó de difamación y fue arrestado el 17 de junio, tras un juicio sumarísimo y sin una acusación concreta ni pruebas celebrado el uno de septiembre, aun permanece en prisión.

De este modo Obiang y sus secuaces mantienen privado de libertad al único corresponsal de medios extranjeros que había en Guinea Ecuatorial. Aun así Moratinos ve buenas maneras en el dictador, aun así España sigue nutriendo sus cuentas corrientes y sigue consintiendo que uno de los países más ricos del mundo permanezca poblado de gente que pasa hambre.