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jueves, 17 de enero de 2013

Navidades distintas, Navidades sangrientas.


Recién pasadas las fiestas navideñas, aprovecho para tratar un fenómeno propio de las fechas y que es el bombardeo a que nos somete la industria del cine a base de apestosas   historias de familias pegajosas que descubren justo un día antes de Noche Buena el sentido de la Navidad: "tenerse los unos a los otros y no los regalos". ¡Qué bonito! La verdad es que personalmente me da mucho asco ver actores fracasados que interpretan a los setenta años a un Papá Noel que salva del infierno a un par de repelentes hermanitos abriéndoles los ojos al verdadero sentido de la Navidad, que curiosamente en estas películas no es consumir compulsivamente, sino querer mucho a tus papas, aunque los niños vivan en un orfanato y los cabrones de sus papás los detesten, porque con ese amor recuperarán la felicidad y el cariño de sus despreciables papis. Sinceramente, me superan este tipo de películas que llenan las carteleras y las pantallas de nuestros televisores entre el 15 de diciembre y el 10 de enero.

Afortunadamente no todo el monte es orégano, también hay tomillo, y eso nos permite un respiro a los que, como yo, gozan de ver como también hay personajes peliculeros que sufren en Navidades como en el resto del año. Esto es lo que nos permite hablar de historias verdaderamente navideñas o, mejor dicho, terrorífico-navideñas. Un buen ejemplo es la ácida ý disparatada "comedia" de Spielberg, Gremlins, sobretodo la primera, donde unos terribles bichejos la mar de cachondos se dedican a amargarles las navidades a los puritanos habitantes de un pueblucho estadounidense cuya principal diversión es escuchar el programa de la radio local presentado por Ricky Rocky Rialto, al que por cierto se cargan estos pequeños demonios. Este filme del Midas del cine no está exento de crítica social y para nada se trata de una puritanucha película de navidades, lo que sucede es que el Steven se las arregla para que guste todo lo que hace. 

Pero hay más, porque Gremlins no es más que la punta de iceberg del cine antinavideño, y no me refiero a la saga de Jungla de Cristal, en las que el temerario Bruce Willis se dedica a masacrar terroristas en plena celebración del nacimiento de Cristo. Las peores navidades imaginables son las que pasan los protagonistas de la saga Silent night, Deadly Night que se inaugura en 1984 de la mano del director Charles E. Sellier. Esta película, prácticamente desconocida por el público español, trata de un pobre chaval que presencia como un psicópata disfrazado de Papá Noel se carga brutalmente a toda su familia. Como es de imaginar el chaval imitará al asesino de sus padres y ataviado como el entrañable gordinflón del polo norte se dedicará a no dejar títere con cabeza, y nunca mejor dicho. Existe una segunda parte estrenada en EE.UU en 1987, que por cierto es una estafa total debido a que básicamente solo emplea imágenes de la primera con poco más de media hora de filme nuevo. 

En esta secuela será el adorable hermano del psicópata de la primera quien se cree Santa Klaus. Y finalmente, la tercera parte es un pitorreo de película en la que el psicópata (el de la original, no su hermano) tiene que medirse con una heroína invidente y con poderes, algo así como una Dare Devil cutre. Pero la cosa va a peor en la cuarta y la quinta, está protagonizada por un desubicado Mickey Rooney donde los juguetes son quienes amenazan las vidas de los pobres niñitos que esperan con inocente paciencia la Navidad.

Y la lista sigue y sigue con muchos otros títulos, como Sata Claws, una delirante historia al más puro estilo del cine de terror con adolescentes dirigida por John Russo. Tampoco podemos olvidarnos de un título de 1974, Black Christmas de Bob Clark, en la que el gordo de rojo se dedica a aniquilar una a una a toda macizorra universitaria que le ponen por medio. Y la que sirvió de inspiración para la saga de Silent Night, se  trata de un filme más riguroso y bastante menos gore titulado You Better Watch Out dirigida por Lewis Jackson en 1980.

Otro título que resultó muy impactante a pesar de haber desaparecido prácticamente de la historia del cine de terror, es una producción franco estadounidense que en España se estrenó como Game Over: se acabó el juego, del año 1989 y dirigida por el francés René Manzor. En esta ocasión se trata de una versión heavy de Solo en Casa en la que el niño se enfrentará a un ladrón psicópata vestido de Santa Klaus, pero pensando en todo momento que se está enfrentando al verdadero Santa, que trata de eliminar no solo a la criaturica, sino también a su abuelo. Eso si, el niño deja en bragas al mismísimo MacGyver con su ingenio.

Por supuesto Tim Burton, el rey de la fantasía oscura, no podía faltar en esta lista, aunque claro, no con una película de terror o gore, pero si bastante macabra. Estoy hablando de The nightmare before Christmas (Pesadilla antes de Navidad) que, contrariamente a lo que se cree, fue dirigida por Henry Selick y Burton se limitó a escribir el guión.

La verdad es que resulta también extraño saber que fue la Disney quien produjo este lúgubre cuento en 1993, saliéndose totalmente de la línea clásica de empalagosas películas musicales de animación. La historia trata de un monstruo llamado Jack que vive en Halloween Town, donde todos sus habitantes se encargan de aterrorizar a los niños durante la noche de difuntos; pero un día Jack descubre la ciudad de la Navidad y decide que quiere ser Papá Noel (o Sta. Klaus), algo en lo que pondrá todo su empeño y que solo le servirá para regalar a los niños de la tierra las más siniestras navidades que hayan tenido nunca.

Desde Satán hasta un malévolo muñeco de Halloween, la Navidad ha sido objeto de boicots casi a diario. Pero que nadie piense que las aberraciones navideñas son exclusiva de los extranjeros, porqué nuestro cine también ha hecho sus pinitos en esto. Precisamente Alex de la Iglesia consiguió con esto realizar una de las películas más taquilleras de 1995, y es que El Día de la Bestia logró, entre otras cosas, lanzar al estrellato a Santiago Segura, actor fetiche del director y más tarde protagonista y director de una de las películas españolas más taquilleras de la historia (Torrente). 

El Día de la Bestia no tiene como malo a un psicópata más, sino nada más y nada menos que al mismísimo Belcebú, al anticristo, al hijo del diablo ¡¡buff!! Pues si, el padre Berriartúa acompañado de un vidente farsante y un "amiguete" de Carabanchel se enfrentan en esta satánica historia al maligno para impedir que se apodere del mundo, o más concretamente de Madrid, intentando evitar el nacimiento del anticristo el mismo día que nació el Hijo del Hombre pero unos dos mil años después.

Texto: © P.J.V.J.

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